El contexto determina la propuesta. En este caso, el contexto no se construye, sino que surge de la situación única y específica de la parcela en relación con el canal al este y el bosque al norte. Es la única parcela que reúne estas condiciones, lo que define su singularidad.

En lugar de una disposición en línea, continuadora del tejido urbano, optamos por pequeñas agrupaciones, villas en el bosque, que actúan a la vez como edificios y paisaje, formando parte de ambos contextos.
La naturaleza debe entrar en el edificio sin fisuras, y las casas deben abrirse a tres orientaciones, abrazando las magníficas vistas. El edificio está discretamente enclavado entre la vegetación.

Las villas son contemporáneas y poseen la precisión técnica que encarna el espíritu de su época. En este sentido, también son profundamente contextuales. Entre estas agrupaciones, en la planta baja, hay varios espacios sociales, lavaderos, áreas cubiertas y zonas arboladas. Estos espacios sirven de punto de encuentro para los vecinos, formando el corazón comunitario del proyecto.

Las viviendas son eficientes y flexibles, libres de limitaciones estructurales internas, con zonas de instalación situadas junto al núcleo de comunicación. El espacio interior permanece libre de obstáculos y puede configurarse en función de las necesidades del usuario, lo que permite su adaptación y transformación a lo largo del tiempo, garantizando la sostenibilidad social.

La construcción es sencilla y refinada, con una estructura perimetral de hormigón recubierta de elementos metálicos ligeros que protegen el aislamiento necesario, contribuyendo a una mayor calificación energética. También es una construcción eficiente.